jueves, 17 de mayo de 2007

ME NIEGO A RESIGNARME

Sí, me niego, me niego a considerarme mayor, viejo, vetusto, arcaico. LLevo unos días leyendo por parte de mis muy estimado camaradas de viaje cierto regusto de pesimismo, como si el paso del tiempo nos supusiera una losa que hace que nuestros hombros estén día a día más cargados, cual si fueramos el mismisimo Atlas soportando sobre nuestras espaldal el peso del mundo.

Ayer, mientras estaba a lomos de mi corcel y me dirigía a la justa futbolística semanal, el único pensamiento que se me venía a mi mente eran los insoportables dolores musculares que tendría hoy, y que, en efecto y por desgracia, se han hecho realidad.

Acabamos de llegar a la treintena y ya nos consideramos muy mayores para según que cosas, vale en la mayoría de los casos nos hemos impuesto, por gusto siempre, responsabilidades que nos hacen sentir mayores, pero, si bien es cierto que nuestra vida ha cambiado, algunos os debéis a vuestros vastagos, mientras otros esperamos debernos en breve, todo eso no debe hacernos sentir mayores, responsables, desde luego, pero no mayores. Todo es una ilusión, nos creemos mayores, cansados, de vuelta de todo, pero nos queda un viaje fantastico por delante, miles de historias, aventuras, penas y, sí, muchas alegrías.

Ya tendremos tiempo de lamentarnos cuando nuestros cansados cuerpos busquen la ayuda de cualquier tipo de báculo. Con la esperanza de vida actual, aún no hemos llegado ni a la mitad de lo que nos queda de vida. Hagamos que nuestros hijos no vean en nosotros unos abuelos de 40 años, reivindiquemos nuestra "juventud".

¿Nunca os ha indignado que se diga de tal o cual jugador de futbol que es mayor con treinta y pocos años? A mi, particularmente sí, no sé vosotros.

P.D, ¡Joé, lo que me duele to el cuerpo!

4 comentarios:

Íñigo de Montoya dijo...

Por una vez, por primera vez, alegrome de que entre los presente spermanezca la figura del soldadito español de los tercios. Sí, sí, estoy de acuerdo con las sentencias del Capitán. Hace ya tiempo que veo que este cuaderno se llena de tragedias, tristezas, de olor a viejo, a cerrado, a pergamino podrido, a bolas de alcanfor y a formol. Seguramente habrá quien no se encuentre cómodo envejeciendo, que no haga más que llorar tiempos pasados y pensar en lo que resta en la alcancía, pero a lo que otros llaman envejecer yo lo llamo evolucionar, adaptarse, sobrevivir. Y no renuncio a la espontaneidad, a la alegría, al marujeo, al cerveceo y al berrujeo. Y desde luego, el que esté oxidado, acartonado o en descomposición, que se espabile o definitivamente se rinda, pero que no condicione la vida de los demás.

Fray Guillermo dijo...

Disculpadme, queridos hermanos, que no haya respondido antes, pero es que no encontraba las lentes.
Tampoco es hoy el mejor día para mostrar que aún mantengo algún sentido del humor, ya que esta noche hemos tenido problemas en el monasterio con el monaguillo, que no conciliaba el sueño, con lo que tampoco nos lo ha permitido a nos.
La verdad es que después de tanta explicación se me ha olvidado lo que iba a decir, creo que mejor será que me tome una tisana y lo reflexione sun poco más.
cof, cof, cof (perdón)

Legionario dijo...

Estoy contigo amigo Alatriste, y sin que sirva de precedente también con el camarada Montoya. ¡Ah! y mucho ánimo querido abad.

Fray Guillermo dijo...

Ciertamente, queridos hermanos, necesito un descanso, unas vacaciones, una recarga o un reset. Creo que mi estado de ánimo es más bajo de lo normal, lo que ciertamente me impide disfrutar de la actualidad de mi día a día, saborear el nuevo embarazo de la abadesa (también os digo, hermanos, que no es lo mismo el primero que el segundo, que las circunstancias cambian mucho, y la dedicación también) y alegrarme de lo que hago. Esperemos que una vez acontezcan diversos asuntos pendientes de índole laboral, pueda escribir con más optimismo, pero la verdad es que actualmente estoy un poco en Off.